Hace mucho tiempo que no publico por aquí pero había que asentar y ayudar a que «mi otro trabajo» fuera creciendo y desarrollándose. Pero bueno, lo que importa es que ya tengo más tiempo para dedicar a este blog.
El lunes pasado y tras el parón de Agosto volvimos a retomar nuestras clases de yoga. Y como siempre, para no variar vienen las mismas dudas, preguntas, miedos…
El tiempo me ha enseñado que no hay que intentar convencer a nadie de qué debe hacer, o por lo menos probar el yoga. Allá cada cuál con sus necesidades y dudas. Todos tenemos nuestro tiempo.
Hoy voy hablaros sobre algo que hacemos en clase y que cada vez los alumnos me demandan más y más debido a los beneficios que sienten y obtienen, y son los estiramientos de las cadenas musculares.
¿Por qué estirar? ¿Cómo estirar?
Nuestro cuerpo se ve comprimido por dos factores: por la gravedad y por su propia fuerza muscular: tensiones, contracturas, pérdida de elasticidad etc. Y para recuperar la armonía perdida necesitamos estirar y alargar.
Ante la palabra estirar, todos nos imaginamos a los corredores (profesionales o no) con la pierna apoyada en un banco y realizando pequeños rebotes o bien apoyados en un árbol realizando la misma operación. Eso no es estirar…es rebotar.
A menudo hablo a mis alumnos de la importancia de nuestros pies, en concreto de la parte plantar, la que nos apoya en el suelo y son muchas las veces que en clase y en posición erguida comenzamos a sentirnos desde esa zona de nuestro cuerpo y desde ahí vamos “observándonos” recolocando y alineando hacia arriba, hacia la cabeza. Así es como comienza un estiramiento global. ¿Y porqué global? Porque lo que le ocurra a nuestros pies si no es tratado afectará a la larga a nuestras cervicales y viceversa. Ellos, mis alumnos más antiguos ya saben de lo que les hablo, de que ningún músculo es ajeno a otro, de su porqué y de la importancia de tratarlos conjuntamente.
Dentro de las clases de estiramientos de las cadenas musculares que realizamos trabajamos con todas, pero hacemos especial incapié en dos: La posterior y la anterior.
Cuando estiramos de pie alineando lo hacemos atendiendo muchísimo a la respiración para aflojar esas tensiones. Al principio puede causar agobio y mucho más entre quienes llegan a las clases “sin saber respirar” como ellos dicen.
Ya sabemos de la importancia del diafragma en nuestra respiración ( podéis leer sobre ello en https://tipherethblog.wordpress.com/?s=diafragma ) y la cantidad de músculos y articulaciones que pueden verse comprometidos en una mala respiración, pero hay algo que muy pocos saben o quieren saber, y es que a la respiración “no se la educa”. Es una estupidez pretender educar la respiración cuando las dos cadenas musculares mencionadas están en tensión y estamos “aplastados” “empujando hacia el suelo”, por eso siempre les digo que respiren a su ritmo. Que simplemente sientan, escuchen, disfruten…Se tiene que ser capaz de visualizar, englobar y sentir todo nuestro cuerpo: plantas de los pies, tobillos, pantorrillas, rodillas, muslos, caderas, columna….siempre hacia arriba..siempre atento, siempre consciente. Con intención, atención y respiración solo así podremos “darnos cuenta” de los defectos de nuestro cuerpo. Cuando esta atención o despertar el diálogo con nuestro cuerpo ocurre, el alumno se percata de que la gran mayoría de sus tensiones ocurren en la parte posterior del cuerpo: las piernas, los rotadores internos de las caderas, dorsales, cervicales y el músculo diafragma en la parte anterior.
Cuando vivimos sin percatarnos de que nuestro cuerpo es el que nos mueve y en el que vivimos, todas esas contracturas, acortamientos, retracciones, etc., etc., irán pidiendo paso cada vez de una forma más dolorosa: afectando al movimiento de nuestras articulaciones produciendo dolor e inflamación y cuando eso ocurre intentamos escapar de sus consecuencias con analgésicos, antiinflamatorios y reposo para después, cuando el proceso agudo cede, comenzar de nuevo con el círculo vicioso.
De ahí la importancia de estiramientos globales y es normal que el músculo contraído a veces “nos grite” y nos resulte doloroso intentar que recupere su armonía pero no por ello debemos de abandonar. Y como no, ponernos en manos de un buen osteópata o quiropráctico nos ayudará a pasar el momento agudo del episodio, pero si una vez recuperados no hacemos nada con nosotros volveremos a repetir todos los pasos para sentirnos mal de nuevo.
Seguiremos…
“La solución está en nuestras manos, no en las de fuera”
María José Rodríguez Pujante. Profesora de yoga, quiromasajista y osteópata.