Redes Sociales…viajando por otros mundos….

Pues en este nuevo camino acabo de terminar otro curso. Ahora de «Comunity Manager» a través de formacarm.

A mí, que no me gusta estar quieta, que me encanta aprender e intentar estar al día…decidí conocer algo de cómo llevar las redes sociales. Ni de coña intento ser una profesional de esto ni dedicarme a ello. Solo quería saber algo más sobre el mundo de internet….Pues bueno, aunque he sacado una nota final de 9,4 me he quedado igual que cuando terminé de ver el último episodio de toda la serie de Juego de Tronos…¿Os ha pasado verdad?…Terminas de ver el último episodio y tienes que volver al primero para recordar a ciertos personajes o lugares, y luego retomar el último para poder entender finalmente toda la trama.

¿Cómo? ¿Pero cómo hemos llegado a todo esto?…¿Quién lo ha inventado?…¿A quién se le ocurrió la figura del director of communication, la del Social Media director, la de Social Media Strategist, la de Comunity Manager o la de Record Manager para llevar la publicidad de una marca personal o corporativa en Internet…? Y así, en inglés, porque en castellano es no suena igual de profesional.

No hablemos ya de la cantidad de Redes Sociales donde se puede publicitar una empresa, que por si no lo sabíais las hay horizontales y verticales…sociales y profesionales. De manera que según tus objetivos puedas elegir una u otra…

Pero es que una vez escogida tu red social, a ver que herramientas escoges para monitorizar tu empresa y además de vez en cuando hacerle «una auditoria»; tranquilos, no es una auditoria de las de hacienda sino a tu web, para ver si lo estás haciendo bien o no….¿Herramientas?…más que las de un agricultor. Va a depender de lo que desees monitorizar, medir, auditar….una locura vamos….

Y mejor tener el buscador y el traductor de google a mano porque tienes que estar dispuesto a saber qué significan y realizan nombres tales como: KPI´s, DAFO, engagement, ROI, FAQ, SMO, IRC, IP, IR,….en fin…para pasar una tarde de domingo viajando por otros mundos.

Hacer este curso me ha recordado mucho a mi padre. El creó una empresa cuando yo era muy niña. Allá por los años sesenta. Aún le recuerdo en el patio de lo que por entonces era nuestra casa y el lugar de trabajo de mi padre, hacer pruebas con unos productos…una y otra prueba hasta que consiguió lo que él creyó adecuado. Y de ahí a repartirlo y darlo a conocer. ¿TV? era en blanco y negro con solo dos canales que había que cambiar a mano. ¿Móviles? pues no. Fijo y de los que había que hacer girar el círculo. ¿Coche? No, tenía una bicicleta en aquel momento para repartir por las cercanías, luego ya se compró un seiscientos y un camión de los de la época. ¿Publicidad? La de las páginas amarillas. ¿Trabajadores?…El, dos de sus hermanos y como refuerzo si hacía falta, mi madre y yo.

Y así fué creciendo, poco a poco. Del tú a tú. No había intermediarios entre el cliente y él. El trato era directo. Tan directo que muchas veces comía en casa de sus clientes o estos en la nuestra cuando venían de visita.

La evolución y los cambios no son malos, pero añoro y a veces intensamente, muchas cosas del pasado…demasiadas.

Y Ahora a pesar de estar terminado, voy a seguir repasando…..

Con unas copas de más….

Así es como estoy ahora mismo, a las 23,06 minutos de miércoles 16 de Diciembre de 2020…y no veáis las de correcciones que está haciendo el corrector ( nunca mejor dicho) porque una no está acostumbrada a beber…pero como que me da igual…muchas cosas me dan igual…y como dijo mi buen amigo Antonio Salmerón en su momento allá por Septiembre cuando iniciamos el nuevo curso de yoga “hay que ver lo bien que te ha venido a tí esto del coronavirus”…..

Y sí, me vino genial….pero para poner punto y final a muchísimas cosas…a muchísimas….

30 años, que se dice pronto, dando clases de yoga. Reorriéndome la geografía murciana dando clases…a las 16h. en Sucina y a las 17.30 en Puente Tocinos a las 19 en el centro de la mujer de Aljucer y a las 20.30 en Alcantarilla y al día siguiente en otras tantas localidades, un día tras otro…un año y otro año y otro año…

Con grupos a veces de más de 25 alumnos, cada uno con su patología y adecuando las clases para cada problemática y que todos pudieran hacer yoga….

Llegó un momento, cuando casi pagué la hipoteca que dije de parar un poquito y estabilizarme en un solo lugar…y volví abrir un centro solo mío. Con el tiempo compatibilicé las clases con una tienda de manualidades, otra de mis pasiones, y la culpable de meterme en ese mundo fue Paqui Terol…quién me iba a decir, que eso me daría otra opción años después…pero así ha sido.

En estos últimos años, y como siempre, dí lo mejor de mí. Y vamos a dejarnos de tonterías..cuando damos lo mejor de nosotras es porque esperamos lo mejor a cambio. No damos medias tintas y esperamos nada, no..lo damos todo, esperando todo.

Todos, todos mis alumnos a lo largo de todos estos años, llegaban diciendo “haz algo para las lumbares que hoy me molestan” y la clase de ese día era especial lumbares…o igual no, pero a ella le hacía hacer unas posturas especiales, solo para ella…y nadie podrá decir nunca lo contrario.

He tenido fama de tener un carácter “raro y fuerte” por decirlo de forma amable, pero me cabe la satisfacción de decir que también han dicho, que he sido la mejor profesora de yoga que han tenido. Y sé que lo he sido.

Porque en mis clases he estado por ellos y para ellos. Para que se fueran mejor de lo que entraban. Porque he detenido patologías crónicas o he relentizado su avance, aunque sería mejor decir que he dado pautas para que mis alumnos pusieran en práctica lo que les enseñaba.

No me tumbaba  o los tumbaba y eah, venga…tumbaros veinte minutos y respirar lento para relajaros. No. Desde el primer momento los ponía a trabajar. A sentirse, a percibirse, a respirarse.

Y sé que lo he hecho bien. Me  quedo con esa certeza.

Y como buena observadora y estudiante de escuelas de crecimiento, supe ver lo que se avecinaba con esta pandemia.

Así que no me agarré a lo que ya no se podía sostener, «Lo que es para tí, lo es aunque te apartes y lo que no lo es, no lo será ni aunque te pongas». Y ante el miedo selectivo de ciertos alumnos de no acudir a las clases y viendo que económicamente era imposible de sostener, decidí cerrar el espacio físico. Y digo miedo selectivo, porque desde que dieron de nuevo permiso para acudir a las clases, dimos espacio para ellas. Con mascarilla, distanciamiento, medidas higiénica adecuadas…pero a clases no…a otras actividades (no diré cuáles) sí…..

De forma que después de pensarlo, no mucho, dije: “Hasta aquí”. Me traje mi otro trabajo, el de las manualidades a casa, a trabajarlo online, he creado nuevos caminos, me he reinventado, me seguiré reinventando y aquí estoy. Con incertidumbres, pero no con miedos.

La gente cobarde es la que paraliza el mundo. La gente cobarde es la que logra que nada avance, ni crezca, ni evolucione. La gente cobarde es la que más exige y la que menos da, la que antes desaparece cuando la necesitamos…Y de esa está el mundo lleno.

Ahora tengo que oir por mediación de otros “que igual es que me ha tocado algo por ahí, porque nadie deja un negocio porque sí”…..hay que ser miserable, muy miserable.

A este tipo de personas les haría ser autónomos. Un autónomo no cierra un negocio porque le haya tocado la lotería…mucho le tiene que tocar para hacerlo. Lo cierra porque no puede mantenerlo. Que bien que quedas diciendo “cuando todo esto pase me apuntaré otra vez”…qué bien hija, que bien…pero mientras ¿quién paga el alquiler, el autónomo, el iva, la luz, el agua, la basura, el asesor, el internet….del local?….¿te piensas que vamos a estar ahí para cuándo tú decidas volver? ¿Y que luego volvamos a ocuparnos de tu rodilla o de tu espalda porque te duele cuando te ha importado una mierda lo que hemos tenido que hacer o a lo que hemos tenido que renunciar un mes y otro y otro, para sobrevivir?

Me siento bien, muy bien. Ahora es a mí a quién no le duele la espalda porque no carga sobre ellas el cómo voy a pagar esta o la otra factura. O como voy hacer frente a los gastos del mes que viene.

Puedo acudir a cenar con algunos amigos a las ocho de la tarde de cualquier día. Puedo ocuparme de mis nietos un fin de semana porque no tengo que hacer ningún encargo de manualidades (ahora lo hago entre semana). Puedo salir a desayunar cualquier día con la persona que me plazca. Puedo ir a comprar sin ninguna prisa…puedo tocarme las narices si lo deseo, porque es mi elección y sin tocarme la lotería. Porque he disminuido tanto mis facturas, que por poco que venda con la tienda online, ya gano….

El yoga me ha dado mucho, muchísimo. Y jamás podré devolverle todo lo que me ha dado a nivel personal. Pero a nivel profesora he dado más de lo que he recibido. Así, que como ya me da igual bien por la edad, o por el coronavirus o por mi psicólogo, me quedo con los alumnos que han estado conmigo hasta el mes pasado en que decidí cerrar. A ellos les entrego mis buenos deseos, mi agradecimiento y cariño más profundo. Jamás les podré devolver lo que me dieron en esta época tan difícil que hemos elegido vivir.

Pero ahora me toca a mí…¿Qué quiere María José?..¿qué necesita María José?…¿con qué disfruta María José? Voy a cuidarme del mismo modo que os cuidé a vosotros. Y a vosotros, solo a vosotros, los que estuvisteis ahí hasta el pasado mes, os volveré a convocar algún día que otro para una de esas clases de estiramientos que tanto os gustaba y me demandabais. Ya os diré cuándo, dónde y cómo…..

Muchas gracias por este momento…muchas gracias por este pedazo de detalle…

Un Yoga diferente…una experiencia diferente

UN YOGA DIFERENTE….UNA EXPERIENCIA DIFERENTE

 

 

Ayer tuvimos una clase especial de yoga.

Hicimos Yin Yoga. Un estilo diferente de enfocar las posturas. Es un yoga más interiorizado, en el que nos centramos más en sentir y permitir que el cuerpo responda a las posturas de forma diferente a otros estilos.
No buscamos tanto fortalecer el músculo, sino en relajarlo. Con ayuda de elementos externos que nos facilitan el trabajo para que nada esté forzado o tenso, con la respiración y la visualización, dimos paso a una experiencia diferente y a una relajación profunda de todo nuestro cuerpo y nuestra mente.
Yo lo contaría de esta forma…
La fascia se relajó, permitiendo que el músculo se soltara y pasara esa información a los tendones.
Los tendones se sintieron libres y aflojaron la articulación que estaba implicada en la postura y esta articulación pasó la información a los ligamentos que la unen con la articulación vecina….
Fascias, músculos, tendones y ligamentos se sintieron felices, quedaron relajados y se fueron de fiesta a una profunda meditación….
Verles tumbados al final de la clase, total y profundamente confiados y entregados a ese estado semiinconsciente, me hizo sentir feliz…muy feliz…
Ellos me dan…yo les doy

Aventureros…….

 

Y de golpe todo cambia…
Y frente a todos aquellos que decían que no, que nada iba a cambiar, que esto no era cierto o que era un simple resfriado, yo sabía que no era así.
Que esto estaba pasando, que no era un resfriado y que venía para quedarse y cambiar tanto el mundo externo como el interno, el de cada uno.
Cuando en Marzo “nos fuimos despidiendo” hasta que esto pasara, yo les decía que no. Que esto ya no se iría. Que había venido a quedarse. Y recuerdo los que se quedaban mirando extrañados o aquellos que daban por zanjada la conversación. Y una, que ya lleva muchos años de trabajo con el mundo, podía sentir ese “exagerada-pesimista” que no se expresaba, pero que se sentía.
Los hay quienes nos reencontramos con la última fase de desescalada…y lo hicimos recelando, mirando siempre “al de al lado” pero se hizo con prudencia, cuidado, atención…observando y disfrutando también de lo nuevo que llegaba.
Y yo les miraba y les admiraba…ahí estaban ell@s adaptándose a lo nuevo, sin hacer grandes planes, dando pasitos cortos y suaves, como quien comienza de nuevo a caminar…al principio con temor, mirando siempre alrededor y buscando en quién apoyarse si se sentían tropezar… eran como niños que salen por primera vez al mundo y lo observan e investigan con la clásica curiosidad y recelo infantil.
Y esos nuevos pasos se fueron haciendo cada vez más firmes y confiados. Sin perder la atención, el respeto ni el cuidado…. Y ellos me enseñaron también.
Fuimos de aquellos que en casa nos metimos cuando así se nos pidió. Fuimos “los aventureros” que salieron a vivir esa nueva situación cuando nos dejaron hacerlo….como aquellos antiguos exploradores que van a conquistar nuevos territorios porque el antiguo ha desaparecido, porque no les agrada o porque hay que adaptarse, a cada uno de nosotros nos impulsa algo diferente.
Y de eso se trata, de saber conquistar y adaptarnos a lo que va surgiendo, y sobre todo a lo que está por llegar…porque esto es solo el principio de lo nuevo y bueno que está por venir.
Nos gustará más o menos lo que vaya llegando….pero los aventureros “atentos” siempre disfrutaremos, nos adaptaremos y sobre todo aprenderemos…..

Y poco a poco una «Nueva realidad»

Y vamos poco a poco retomando nuestra vida…
Y desde la perspectiva que me ofrece mi trabajo cara al público he observado lo siguiente…
Que si hay algo a lo que tenemos que ir enfrentándonos conforme vamos desescalando, es a nuestros miedos e inseguridades.
Tenemos que aceptar e integrar esta nueva «nueva normalidad» de relacionarme con el otro, confiando en que serán tan respetuosos y cuidadosos conmigo, como yo lo seré con él.
A reconocer el boicot y las trabas que nos ponemos a nosotros mismos para poder ir retomando la actividad aparcada o perdida antes de la cuarentena. Hemos de aprender a enfrentarnos a esos miedos y chantajes hacia nosotros mismos, poco a poco, sin prisa pero sin pausa.
A retomar la alegría en este nuevo comienzo e ir aceptando que nada volverá a ser como antes de este episodio…No somos los dueños y señores de nada.
Tenemos que aceptar que de un día para otro..de un instante al siguiente, lo que dábamos por sentado puede desaparecer para siempre.
Aprender que el dejar las cosas para «más adelante», puede llegar a convertirse en un «nunca jamás»
Ya nos hemos dado cuenta que podemos vivir sin miles de cosas que antes nos hicieron creer que eran absolutamente necesarias y había que adquirirlas «porque yo me lo merezco»…ya hemos aprendido que no era así.
Personalmente este episodio en nuestra vida me ha enseñado a mover de nuevo mi energía, estaba algo estancada, acomodada.
He tenido que redirigirla hacia otros lados. Arriesgar hacia donde me resistía hacerlo por comodidad, por miedo o por vete a saber qué.
Las energías sean del tipo que sean: física, mental, emocional, espiritual, económica,  hay que moverlas y ponerlas en funcionamiento, porque si no se estancan.
Y ya sabemos lo que ocurre cuando sucede algo así… lo que se estanca se enferma, se pudre.
Nos guste más o nos guste menos, algunos habremos cambiado ¿cuánto? no lo sé…pero si tan solo cambias un poquito, eso afectará a tu entorno. Así que espero que los cambios hayan sido para mejor.
Y fijaros que aunque en un principio ni tenía ganas de volver, una vez superados esos chantajes que me hacía, tengo ahora más ilusión que antes.
Porque todo «es nuevo» y es como un chute de energía, un descubrir qué es lo que va a ocurrir y como voy a reaccionar…igual también os pasa alguno de vosotros.
Así que seguimos preparando todo para el retorno de nuestras clases..cada día se me ocurre algo más para sentirnos seguros, cuidados y protegidos.
Y que esa sensación de seguridad nos vaya aportando la confianza para recomenzar en este nuevo camino que la vida nos ha ofrecido.
María José Rodríguez Pujante. Profesora de yoga

GRACIAS…..

 

“Tal vez la gratitud no sea la virtud más importante, pero sí es la madre de todas las demás” Marco Tulio Cicerón

Nadie sabe lo que está pasando cada familia ante la situación en la que nos encontramos. Nadie sabe de sus miedos, incertidumbres o penas. Nadie sabe de situaciones personales o a cuántos de su familia tienen que estar ayudando moral o económicamente para sobrellevar mejor todo esto.

Y hay que entender, comprender o empatizar con todos, les conozcamos o no.

Y aclarado esto, tengo que dar infinitas gracias.

Porque ser agradecido va más allá de dar las gracias. Es un sentimiento profundo si se hace con honestidad y no por quedar bien o porque te hayan inculcado desde niño que “por todo” hay que dar las gracias. Aunque “ese todo” nos haga daño o no.

Y yo necesito dar las gracias públicamente a todos esos alumnos que con su interés por el yoga y sus clases, han contribuido este mes, a mitigar el parón  que hemos sufrido todos los autónomos.

Muchos no sabemos si seguiremos de aquí a tres meses; todo es incertidumbre. Lo que hoy te dicen que sí, mañana es que no. Así que no se pueden hacer planes. Pero todos los que tenemos un  negocio que tenga que ver con el deporte o el ocio, está claro que hasta después del verano no podremos hacer planes. Algunos hasta mucho después del verano. Y cuando digan que podemos hacerlo, no sabemos en qué condiciones se podrá hacer. Y mucho me temo que por el camino se habrán quedado muchos.

La idea partió de uno de vosotros. El “sacudió mi inercia” inicial. Y es que soy “muy Tauro”. Es decir, me cuesta arrancar, pero una vez que arranco…arranco.

Y eso me ilusionó y dio vida de nuevo.

Así que busqué la mejor forma de hacerles llegar a mi gente las clases de yoga que nos vimos obligados a interrumpir. No todos saben manejar youtube, o tienen ordenador o manejan bien las redes sociales, da igual… Así que me las ingenié para hacérselas llegar por otro método. Creerme si os digo que me llevó seis días hacerlas y casi otros tantos corregirlas.

Con vuestra colaboración me habéis ayudado a que las pérdidas  del centro de yoga hayan sido menores durante este mes. Vosotr@s os habéis hecho cargo de él y de su manutención sin que yo estuviera presente. Lo habéis cuidado como si fuera vuestro.

No esperaba que respondierais tantos. Me he sentido arropada y querida. He sentido que “ese esfuerzo”  que supone trabajar en dos o tres grupos o “si no puedes con ésta, haz aquella” me ha sido devuelto con creces.

Muchas, muchas gracias chic@s.

 

 

 

Mi confinamiento

 

Días muy extraños estos que estamos viviendo. Una situación que hemos visto en películas o series de tv. Pero que jamás se nos pasó por la cabeza que nosotros seríamos los protagonistas de algo así.

Y aquí estamos…confinados (Este verbo latino se deriva del vocablo clásico confinis (contiguo, vecino, que comparte un límite común) o del sustantivo confinium (límite común a dos terrenos).

Personalmente estoy viviendo esto aparte de como un confinamiento global,  también familiar e individual.

Y estos dos últimos son de los que más estoy aprendiendo.

Quizás la primera semana muchos de nosotros la empleara para ordenar y limpiar su casa. Siempre he dicho que mi casa es una extensión de mí.

A pesar de trabajar algunos días más de diez horas, siempre he procurado tenerla ordenada y “medianamente limpia” porque cuando llego del trabajo, mi casa “me recibe” y no es lo mismo que te reciba algo que es agradable a la vista, a que te reciba algo que te empuja a darte la vuelta y salir de nuevo. He aprovechado para hacer limpieza de todo…es decir, tirar lo que llamamos “los por si”…. He creado espacio… Qué curioso ¿verdad? Es lo mismo que hemos dejado en las calles para que la naturaleza se vaya recuperando. Le hemos dejado espacio.

La segunda semana, ya una vez todo limpio, ordenado y despejado, puede que la utilizáramos para estar más cerca de aquellos con los que compartimos casa…nuestros hijos, pareja o compañeros de piso. Y esto puede ser más complicado que una limpieza general de nuestra vivienda o dormitorio. Convivo con mi pareja, mis hijos, mis padres…todos los días…convivo, pero no los vivo.

Nuestro sistema de vida (y esto es una opinión muy personal) nos ha obligado a vivir las relaciones con los demás desde los extremos. Y desde ahí todo marchaba más o menos bien.

Nuestro día a día era algo rutinario. Trabajo, vida social y a dormir a casa. Procurando no pasar mucho tiempo en ella a solas con los nuestros y no sé por qué. Pero si analizáis el tema y sumáis horas, la casa simplemente estaba para ir a dormir y poco más. Y lo mismo la familia. Cuando se llegaba a casa del trabajo entre ayudar a los niños con los deberes, la cena, preparar la lavadora y las cosas para el día siguiente, no había rato para más.

Y El fin de semana se empleaba en salir con los amigos, a la playa, de viaje…donde fuera. Pero procurando estar rodeados de gente y bullicio, casi nunca a solas.

Y hete aquí que la vida nos dice que NO.. que miremos al que está al lado o lo que está al lado. Y eso estamos haciendo.

Esto nos está obligado a un ejercicio de conocimiento mutuo y común, en el que encontraremos muchas cosas que no nos gustan del otro ( y al otro tampoco algunas nuestras) y con las que vamos a tropezar porque no las querremos aceptar. Discutiremos, nos enojaremos y gritaremos….pero una vez desahogados, miremos hacia fuera, no hacia dentro. Sí, hacia fuera. Porque no todo es o soy YO. Analicemos que no nos gusta de lo que hay fuera, por qué nos sentimos “agobiados o atacados” y si es necesario acudamos a un profesional de la psicología que nos ayude. Podemos salir muy, muy enriquecidos en esto de explorar los “límites de lo que hay más allá de nosotros”..

La tercera semana quizás hubo que echar mano de nuestros recursos personales para sobrellevarlo mejor..la creatividad, la pintura, las manualidades, la música, la cocina….Todos hemos tenido que ir acomodándonos a estos días de confinamiento…y si se ha llevado bien habremos descubierto muchas cosas sobre nosotros y nuestras capacidades de adaptación y resilencia. Aquello para lo que siempre decíamos “yo no tengo paciencia…” o “no sirvo para eso…” Y ahora resulta que sí…que fíjate tú que hasta me sale bien. Me relaja y me ayuda a tener la mente en otro punto. De forma que ha tenido que llegar una situación como esta para ir “des- cubriendo” mis recursos personales.

¿Y qué hacemos en la cuarta semana ya?… No sé vosotros. Os diré lo que estoy haciendo yo. Y es reordenar todo lo anterior…Aceptar que esto ha venido para quedarse, sin alarmismos. Pero todos los virus que fueron llegando anteriormente, se han quedado. Se han descubierto vacunas y hemos compartido nuestra vida con ellos.

Aceptar que mi trabajo ahora va a cambiar, igual que el de muchos, y que tendré que adaptarme a nuevas formas de hacer las cosas. Yo, que soy mujer de rutinas, de tenerlo todo controlado para que nada me “desbarate” más allá de donde pueda manejar. Acepto que eso ya no será así. Tengo que aprender a negociar con el miedo que me produce que algo no salga bien o como tenía planeado y a que todo sea perfecto…

Ahora no hay planes más allá de una semana. Y si lo que tengo pensado para el lunes que viene no sale pues no ocurre nada. Tengo recursos para hacer otra cosa. Tengo que aprender a soltar y confiar. Y eso es lo que quiero y deseo mantener cuando podamos salir de estos confines…

Seguiré aprendiendo…

María José Rodríguez Pujante. Profesora de yoga

 

Vivir sin pausa…

….Y con prisas, hiperestimulado, hiperactivado, hiperagobiado….

No vale detenerse, no vale pensar, no vale meditar, no vale experimentar, no vale mirar, observar, escuchar, ni reflexionar….

A día de hoy eso de “El tiempo es oro”, ha quedado desfasado…el tiempo es más caro que el oro.

Un día normal….suena el despertador y das el salto de la cama…a prisa el desayuno, la ducha, vestirse, los niños al cole o a casa de los abuelos. Una vez colocados, al trabajo…a prisa porque hay que cumplir las expectativas de un trabajo que en la mayoría de los casos es precario, con jornadas abusivas y además ni me satisface…pero paga las facturas.

Se acaba el trabajo…a por los niños, hay que llevarlos a sus actividades extraescolares…cuantas más mejor, no sea que el día de mañana no puedan acceder a un buen trabajo si no saben música, natación, fútbol o ballet…mientras están ahí, aprovechas para hacer algo de compra.. Vuelta a por los niños y a casa, los deberes, las duchas, la cena, la comida de mañana y de vuelta a la cama…eso si no tienes que poner lavadoras o planchar…y vuelta a empezar…

Un día, y otro y otro y otro…

Y entre medias bombardeos de propaganda de todo tipo, a través de la radio, el tv, el periódico, el móvil… de algo que te hacen creer que necesitas y “porque te lo mereces”, porque no vas a ser menos que el que ya lo tiene, amén de que como no te des prisa “te quedas sin él”..

Y ante esa amenaza de que me puedo quedar sin él ni tan siquiera reflexiono si lo necesito. Igual sí me hace falta, pero en mi cabeza y en luces de neón, solo resuena “ese me puedo quedar sin él”

Si mi dedo es más rápido que mi sensatez, ya le habré dado a la tecla de “comprar” antes de darme cuenta….otra factura a pagar por algo que de momento no necesitaba…

O igual, esa noche no, ni la siguiente, ni la siguiente…pero sin ser consciente de ello estoy pensando y requetepensando  en que quizás “ya me he quedado sin él”. Así que tonta, más que tonta que he desaprovechado un ofertón de algo que podré necesitar el mes que viene…o tal vez no (pero ese “no”, de momento no tiene espacio en mi cabeza)…

Y un día, y otro día y otro…una estimulación y otra y otra…un niño que se pueda poner enfermo entre medias, o unos padres a quienes atender…durante días, meses, años….

Y no vale pensar, no vale detenerse, no vale mirar, ni escuchar ni sentir….porque hemos llegado al punto de que el tiempo, tiene más valor que la vida.

Pero la vida es sabia, y el cuerpo también…así que si no lo haces tú…te parará la vida utilizando tu cuerpo. Y cuando esto ocurra, no será agradable.

Claro, que te puede avisar de forma suave en un principio…una semana de baja, de “medio parón” y vuelta a lo mismo otra vez porque somos invencibles. A nosotros nunca nos pasará lo que aquel conocido o amigo… hasta que llegue el siguiente aviso

No podrás entender el por qué “a ti”  “o en mi familia nadie lo tiene”… buscarás miles de caminos para no llegar a la verdadera pregunta.. porque sabes la respuesta y no quieres traerla a la realidad, hacerte consciente de no eres tú quien está llevando tu vida, sino la vida a ti.

No has querido atender ni prestar atención a esa falta de oxígeno, a las taquicardias, a los dolores en el pecho, a los ahogos, al insomnio, al mal humor, la tristeza o al llanto….. “No tenías tiempo para eso”…

Solo cuando quedas postrada en la cama, cuando tu vida se derrumba, es cuando finalmente ves, que todo a tu alrededor continúa sin ti…..Con la misma prisa de siempre, pero sin tí y que a fin de cuentas si era posible el poder tomarte ese tiempo que negabas tener….ahora ya lo tienes

María José Rodríguez Pujante. Profesora de yoga

El Sacro, ese gran desconocido

 

 

 

 

 

El sacro es una estructura ósea situado debajo de la vértebra L5 y encima del cóxis y entre los huesos coxales (íleon, pubis e isquion), con todos los cuales se articula. Está compuesto por cinco piezas soldadas (vértebras sacras) en forma de pirámide cuadrangular, que presenta una base, un vértice y cuatro caras (anterior, posterior y laterales). Sus alas sacras en las zonas laterales, se unen con las palas ciáticas de la pelvis. Contribuye a formar la columna vertebral y la pelvis. Su función principal es transmitir el peso del cuerpo a la cintura pélvica.
Al estar conectado a la pelvis por sus laterales, forma la pared pélvica posterior ayudando a fortalecer y estabilizarla. Unidas en el mismo extremo del sacro, se encuentran de 2 a 4 vértebras pequeñas y parcialmente fusionadas conocidas como el cóccix o «hueso de la cola» que brinda un leve soporte a los órganos pélvicos, pero realmente es un hueso de poco uso.
El borde anterior de S1 es sobresaliente y se denomina promontorio sacro. El vértice se articula con el cóccix. El orificio vertebral del sacro se denomina conducto sacro. Contiene las raíces nerviosas de la cola de caballo (raíces de nervios espinales situados debajo de L1). En las caras pélvicas y dorsal del sacro aparecen 4 pares de orificios sacros a través de los cuales emergen ramos dorsales y ventrales de los nervios espinales.
No voy a extenderme más sobre su estructura ni tampoco sobre los nervios espinales que pasan a través de él hacia las piernas. Si deseáis saber más y de las patologías que se pueden generar, solo tenéis que acudir a google donde encontraréis mucha información sobre ello.
Lo que aquí nos interesa es la importancia de esta articulación en nuestro cuerpo y de las graves molestias que nos puede ocasionar una patología en la que esté directa o indirectamente implicado.
Y lo vengo a decir porque ayer me llamó una de mis alumnas avisándome que tenía un dolor fortísimo en las lumbares, pero que estaba trabajando. Le respondí que si había podido ir a trabajar pese al dolor, podría venir a clase y que haríamos una sesión especial para su problema.
Así lo hizo y al llegar, me dijo que el punto del dolor lo tenía en el sacro, no en las lumbares. Le pregunté si alguna vez se había visto implicada en una accidente de coche en el que le hubieran golpeado por detrás o si había sufrido caídas repetitivas de “sentadillas” y me dijo que sí a esto último.
A veces no tenemos que tener pinzamientos o protusiones lumbares para sentir dolor en esa zona. Podemos tener afectado el sacro y decir que “nos duelen las lumbares”. En cualquier accidente de los que he comentado arriba, el sacro se va a ver afectado en nutación o contranutación, (hay muchos vídeos en youtube que pueden aclararlos esos movimientos). Y si no se resuelve, con el tiempo la cadera y toda la articulación sacroilíaca y cómo no las lumbares se verán afectadas. Sin mencionar que más adelante afectará a las rodillas, tobillos, pisada, dorsales y todo el cuerpo en general, ya que como se dijo más arriba, el sacro transmite el peso del cuerpo a toda la cintura pélvica. Y ese peso se verá distorsionado y mal desplazado.
El caso es que la clase fue especial para ella y su patología. Hicimos unas posturas combinando el yoga con movimientos osteopáticos que se pueden realizar en casa sin necesidad de ayuda externa.
Y esta mañana, bien tempranito, me encuentro con este mensaje en mi WatsApp:
“Buenos días Mjose, temprano te mando el mensaje, ¡¡pero no tengo ni un pequeño dolor!! Ni me duele al moverme, ni al sentarme. ¡¡Nada de nada! ¡Ha desaparecido totalmente!
Muchas gracias por dedicar la clase de ayer a esto mío. Ahora sabiéndolo, le tengo que prestar más atención a esa parte del cuerpo. No sabes cuánto tiempo he tenido este dolor.
Gracias infinitas”
Gracias a ella, por ser valiente, por confiar en lo que le dije y sobre todo por confiar en sí misma a pesar de las dudas que le hubieran podido surgir. Sabes que es tu «organo diana» y que tendrás que seguir trabajando con él.

Un placer “seguir haciendo tratamiento a través del yoga”

María José Rodríguez Pujante

Yoga y respiración

 

 

 

 

 

Han pasado tres años desde mi última publicación en este blog.

Ha sido un tiempo en el que he seguido trabajando con el yoga, pero también con otras cosas que han necesitado mucho de mi tiempo.

Las clases han continuado, los alumnos nuevos han ido llegando con sus necesidades específicas, pero al igual que mis circunstancias han ido cambiado, la de los nuevos alumnos que han ido llegando también.

Ahora vienen con más conflictos, por llamarlo de alguna forma, que antes.  Uno ahora se acerca al yoga cuando la vida ya le ha dado un aviso importante…llámese ataque de ansiedad profundo, angina de pecho o incluso infarto. Y en muchos casos, incluso han tenido que pasar un tiempo ingresados en el hospital.

También han llegado aquellos con tanto dolor a nivel físico, que el miedo les ha bloqueado para permitir darse una oportunidad así mismos. En estos casos en concreto, hasta su mente estaba colapsada por el miedo.

En cualquiera de los casos y sea cual sea el motivo por el que uno se acerca al yoga, lo cierto es que lo que más me asombra a pesar de los años en esto, es que «no respiran». Es decir, sí que respiran evidentemente, pero a un nivel tan, tan superficial que se me hace difícil entender como pueden sobrevivir.

Y con eso es con lo primero que hay que trabajar cuando comenzamos a realizar yoga. Uno tiene que «reaprender a vivir» a nivel a respiratorio.

Pero si lo primero que hacemos como profesores con alguien que llega de nuevas y no sabe respirar adecuadamente, es sentarlo en la posición del loto y comenzar hacer respiraciones específicas de yoga, sea cual sea, va a terminar odiando al profesor, odiándose así mismos y odiando el yoga…porque se agobian.

La gran mayoría, por no decir todos, llegan a clase con respiración clavicular. Este tipo de respiración es la más superficial de todas, la que nos permite subsistir, la llamo. El resto del tronco está inerte. Ni se mueve.  En esta respiración hay un bloqueo del diafragma generalmente por causas emocionales, pero también cuando hay preocupación o cuando estamos intentando mantener nuestras ideas por encima de todo.

La respiración clavicular, tensa todo el cuerpo. No se mueven ni las fosas nasales. Entra tan poco oxígeno que nuestras células no reciben los nutrientes que necesitan.

Luego está la respiración costal.  Es la frecuentemente más utilizada, sobre todo cuando los músculos abdominales no tienen tono, están débiles. En este tipo de respiración y puesto que comprende la zona media del pecho, lo más lógico es que se movilizara la zona clavicular, pero hay casos en que la tensión en las mandíbulas y cuello es tan profunda, que se puede llegar a respirar con la zona media de los pulmones, sin casi llenar la zona alta. La tensión es muy, muy profunda. Pero es muy útil utilizarla cuando hay bloqueos físicos dorsales importantes.

Y por último la respiración abdominal. Para mí, la que es más importante poner a trabajar con los nuevos alumnos, porque sus beneficios son los que antes van a sentir si perseveran. Desde movilizar todos los órganos abdominales por el movimiento del diafragma, a oxigenar mejor la sangre, liberar ansiedad y «los nudos en el estómago» y es la más relajante.

Cada quién y según sus bloqueos o problemas, respira con una o como mucho con dos de ellas, pero si vamos integrando los tres tipos de respiración poco a poco en las posturas de yoga, llegaremos a la respiración completa.

La respiración completa, que se realiza en tres fases, aparte de una mayor oxigenación y relajación, nos irá dando autocontrol, porque aprendemos a dirigir todo el proceso de nuestra respiración. Primero de una forma consciente, y más tarde la integramos de tal forma que se hace durante toda nuestra vida. Nos dará más claridad y concentración en nuestro día a día.

Pero esto en clase se hace de forma en la que el alumno ni se da cuenta. Desde el primer momento se le enseña a que sienta qué zona de su cuerpo «respira» en la postura que se está realizando. Al principio ni la siente, cosa muy normal, porque esa zona ni se mueve.

Pero poco a poco, la va despertando. Ayuda a que sus músculos despierten, se suelten y liberen la articulación implicada…y de ahí que mejore el dolor articular.

Por eso es tan importante la respiración en yoga. Hay que hacerse consciente de ella. Sin respiración no hay yoga.

Pero vuelvo a insistir…Si agobiamos con ejercicios respiratorios a quién llega totalmente bloqueado, poca ayuda le podremos ofrecer, excepto a que abandones antes de obtener ningún beneficio.

Date un tiempo, permítete un mes para intentarlo…eso de «probar» una clase para ver como es, es una de tantas resistencias que te pones para permanecer en ese miedo y bloqueo con el que te has acostumbrado a convivir, y con el que se sigue alimentando la ansiedad y el dolor.

¿Y tú? ¿Qué tipo de respiración crees que utilizas más?

Prometo no tardar de nuevo tres años en volver.

María José Rodríguez Pujante. Profesora de yoga