Manzanilla, o quizás deberíamos referirnos en este apartado a «las manzanilla»s ya que hay diferentes variedades utilizadas en aromaterapia y en la fitoterapia. Es originaria de las Islas Británicas donde crecen silvestres. Las variedades utilizadas en aromaterapia son la Anthemis nobilis, o manzanilla romana y la Matricaria Chamomilla, o manzanilla común y sus propiedades medicinales se solapan. Su uso es conocido desde muy antiguo. Los egipcios las consagraron al sol, puesto que curaba las fiebres y reconocieron sus efectos calmantes en las afecciones nerviosas. Los antiguos la llamaban “el médico de las plantas” porque cura a las que crecen junto a ella. Su aceite ha sido muy empleado en champús y para afirmar y mantener el pelo rubio. Hoy en día se utiliza en cosmética y perfumería.
Sea como fuere es una de las plantas más reconocidas tanto en la medicina popular como en la farmacopea oficial. Su infusión es uno de los remedios más extendidos en el uso popular para gran variedad de problemas nerviosos, digestivos y calmantes. De hecho se recomienda la ingesta de su infusión como medida de apoyo a un tratamiento aromaterápico con el aceite esencial.
La fragancia de sus flores ha sido comparada con la de las manzanas, y griegos y romanos la llamaron Kamai melón (manzana de tierra o enanan =manzanilla). Su interés se reavivó al haberse descubierto que contienen azuleno, que se ha revelado como un excelente agente antiinflamatorio, del que hacen falta sólo cantidades mínimas para aliviar el dolor. El azuleno no existe como tal en la flor fresca, sino que se forma al destilar el aceite esencial o bien al secarse las flores de manzanilla. El color de sus aceites de una manzanilla a otra varía ligeramente desde un ligero azul de la manzanilla romana al azul profundo de la manzanilla común. Su olor es ligero, refrescante y recuerda al de las manzanas. Su sabor es amargo, pero agradable. Mezcla bien con los aceites esenciales de rosa, geranio, bergamota, limón, mejorana y lavanda. Su toxicidad es relativamente baja y está indicada en cualquier afección inflamatoria, tanto interna como externa.
Sus propiedades son innumerables: analgésica, antidepresiva, antiinflamatoria, antiprurítico, antiespasmódico digestivo, carminativo, colagogo, hepático, tónico, colagogo, febrífugo, emenagogo, sudorífico, vermífugo y vulnerario entre otros. Pero para mí sus efectos son más profundos en todo tipo de problemas digestivos que puedan incluir incluso trastornos hepáticos o intestinales. Útil en dermatitis producidas por un mal funcionamiento renal o hepático, diarreas, úlceras pépticas, etc., así como en todo trastorno producido por un estado nervioso alterado. En la práctica homeopática se prescribe en eructos fétidos, cuando el ácido asciende hasta la boca, o en los vómitos biliosos. La infusión de manzanilla y el masaje o las compresas sobre el área afectada pueden utilizarse para afecciones digestivas inflamatorias internas.
Es un buen remedio para cálculos urinarios y está muy indicada cuando hay una inflamación de la pelvis renal o los uréteres debido a la presencia de los cálculos. Se pueden aplicar compresas sobre la zona, ingerir cantidades abundantes de infusión de manzanilla y completarlo con un baño en el que habremos puesto algunas gotas del aceite esencial. Estas recomendaciones se pueden aplicar en caso de cistitis o cualquier otra infección urinaria.
Se dice que es una de las plantas femeninas, ya que alivia las molestias premenstruales, menstruales y los problemas de la menopausia, sobre todo si combinamos infusiones, aceite diluido en compresas sobre la zona inflamada, baños y masajes. Su acción sedante y suave antidepresivo ayudará en las sensaciones de estrés, depresión e irritabilidad que muchas mujeres sufren premenstrualmente y sus propiedades diuréticas reducirán la retención de fluidos.
Su aceite puede utilizarse en forma de masaje para el dolor muscular y para las articulaciones inflamadas. Es muy efectiva en los esguinces, tendinitis y las articulaciones hinchadas y dolorosas de la bursitis, recordando siempre que las lesiones e hinchazones no deben masajearse, sino que se debe aplicar una compresa sobre ellas. Sus propiedades son muy parecidas al del aceite esencial de lavanda, y si tenemos dudas sobre cuál utilizar en una situación particular, recordemos que la manzanilla es generalmente mejor para los dolores sordos, mientras que el aceite de lavanda lo es para un dolor agudo y penetrante.
Un aceite de masaje hecho con esencia de manzanilla, es bueno para los dolores musculares producidos por actividades deportivas
Su aceite es muy valioso en problemas de la piel, sobre todo en el tratamiento de alergias, eccemas, urticaria y aquellas afecciones secas, escamosas, que causan picor o aparecen manchas rojas. Si la zona afectada es una gran área del cuerpo, lo mejor es un baño, y si es local se pueden utilizar compresas, lociones o cremas que contengan su aceite esencial.
Al ser un vasoconstrictor local ayuda a reducir el enrojecimiento de las mejillas debido a un ensanchamiento de los capilares, pero sus efectos tardan en notarse, por lo que hay que ser persistente y disciplinada en su uso.
Es uno de los aceites más suaves para tratar a los niños, sobre todo cuando les están saliendo los dientes, pero siempre muy diluido, en estos casos la homeopatía ofrece grandes remedios y podemos apoyarla con cucharaditas de infusión de manzanilla endulzada con miel de azahar. El dolor de oídos tanto del bebé como del adulto, puede ser aliviado masajeando alrededor del oído, o aplicando compresas calientes de manzanilla.
En el plano psicológico es un aceite muy sedante que calma la ansiedad, la tensión, la ira y el pánico. Ayuda a relajar, proporcionando paz y paciencia, ahuyentando las preocupaciones. Tradicionalmente se ha empleado en las afecciones histéricas y nerviosas. Su aceite está indicado cuando hay hipersensibilidad, tanto fisiológica como emocional.
Empleo seguro de los aceites esenciales:
-La automedicación es imprudente ya que ciertos aceites esenciales tienen contraindicaciones para las embarazadas, personas alérgicas o con problemas crónicos, como hipertensión o epilepsia y en el caso particular de bebes, niños y ancianos se utilizan en menor proporción y no todos son recomendados. El uso interno de los aceites esenciales debe ser controlado por facultativo médico especializado en aromaterapia.
-Mantenerlos fuera del alcance de los niños y no utilizarlos con bebés de menos de seis semanas de vida.
-Siempre que sea posible hay que comprarlos orgánicos y 100% puros; deben embotellarse en cristal oscuro y guardarse en un lugar seguro.
María José Rodríguez Pujante. Profesora de yoga