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Bhakti-yoga

 

El bhakti- yoga es el yoga devocional, se centra en el sentimiento hacia lo místico, la divinidad, la fe, la capacidad de entrega, pureza, sacrificio. Se dice que es un yoga para personas emocionales y pone su voluntad en manos del Divino, del Ser Supremo para que actúe a través de él. Dedica todos sus pensamientos y actos a la divinidad. Es la vía de la liberación basada en el pleno desarrollo del amor a Dios.
En la India, al contrario que en occidente en el que se vive en una continua anemia espiritual, existe una intensa vida religiosa. Conviven con multitud de deidades pero por encima de todos está Brhama, que lo es todo, es la concepción hindú de Dios. Detrás de esta multiplicidad de dioses se acepta la unidad de Dios.
El camino de este amor a Dios puede conseguirse y alimentarse a través de la atención, el canto de alabanza, la meditación, la adoración ritual, la reverencia, la esclavitud hacia Dios, la amistad y el abandono. En realidad es muy parecido a la mística occidental, ya que lo que cultivan es ese amor a la divinidad que alimenta la llama del amor hasta tal punto que toda la personalidad queda devorada en el amor y la adoración a Dios.
El bhakti-yogui cultiva su vida religiosa mediante el estudio y la recitación de textos sagrados, cantos, oraciones y meditaciones. Utilizan los mantras, frases con significados de gran poder que se repiten una y otra vez. Existen muchos mantras, pero será el gurú quien asignará el más adecuado a cada discípulo. La repetición continua de un mantra se denomina Japam y al repetirlo continuamente se neutralizan las demás ideas, fija la atención en dirección a Dios, puesto que el significado de los mantras es siempre religioso. Por medio de esa continua repetición la mente se va liberando de los contenidos mentales, quedando fijada hacia Dios.
Es compaginando prácticas externas concretas con la oración ritual como cultivan y aumentan su capacidad de amor y como mejoran la calidad de ese amor.
Al contrario que en occidente, consideran que el pecado no tiene por qué alejarnos de Dios, por lo que se recomienda al iniciado que si comete alguna falta, se dirija a Dios y le ofrezca lo que está haciendo, ya que todo forma parte de El. Todo lo que se es y se tiene para el bhakti-yogui procede de Dios de ahí que le entregue tanto su fortaleza como su debilidad.
Para el discípulo el amor es lo más extraordinario y la única realidad es Dios, todo lo demás es ilusión. Para el bhakti-yogui solo hay amor a Dios y en El se ama a todo lo que existe en la naturaleza. Dios se expresa y vive a través de las cosas, por lo que no ven a un Dios lejano, sino encarnado y expresándose a través de lo manifestado, de cualquier vecino, del padre, un hijo, de la mujer, todo es Dios “disfrazado”.
Muchos de los problemas mentales, emocionales o de la personalidad en occidente surgen de estar arraigados a nuestro ego, deseos, miedos. Nuestra vida transcurre girando en torno a modelos artificiales que no alimentan nuestra alma y por lo tanto nunca nos darán plenitud. Si la vida espiritual no se cultiva será imposible organizar la vida afectiva. Al igual que nuestro cuerpo no puede funcionar sin una correcta alimentación o nuestra mente sin una organización en nuestras ideas, nuestra vida afectiva necesita de un eje para funcionar correctamente. El bhakti-yogui dirige todos sus afectos hacia el Ser Supremo, El es su eje, se centra y se dedica cada vez más hacia Dios, encontrando así el camino para acercarse a todo lo demás, pero desde su centro, desde su interior, obteniendo así la liberación.
María José Rodríguez Pujante. Profesora de yoga