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Un Yoga diferente…una experiencia diferente

UN YOGA DIFERENTE….UNA EXPERIENCIA DIFERENTE

 

 

Ayer tuvimos una clase especial de yoga.

Hicimos Yin Yoga. Un estilo diferente de enfocar las posturas. Es un yoga más interiorizado, en el que nos centramos más en sentir y permitir que el cuerpo responda a las posturas de forma diferente a otros estilos.
No buscamos tanto fortalecer el músculo, sino en relajarlo. Con ayuda de elementos externos que nos facilitan el trabajo para que nada esté forzado o tenso, con la respiración y la visualización, dimos paso a una experiencia diferente y a una relajación profunda de todo nuestro cuerpo y nuestra mente.
Yo lo contaría de esta forma…
La fascia se relajó, permitiendo que el músculo se soltara y pasara esa información a los tendones.
Los tendones se sintieron libres y aflojaron la articulación que estaba implicada en la postura y esta articulación pasó la información a los ligamentos que la unen con la articulación vecina….
Fascias, músculos, tendones y ligamentos se sintieron felices, quedaron relajados y se fueron de fiesta a una profunda meditación….
Verles tumbados al final de la clase, total y profundamente confiados y entregados a ese estado semiinconsciente, me hizo sentir feliz…muy feliz…
Ellos me dan…yo les doy

GRACIAS…..

 

“Tal vez la gratitud no sea la virtud más importante, pero sí es la madre de todas las demás” Marco Tulio Cicerón

Nadie sabe lo que está pasando cada familia ante la situación en la que nos encontramos. Nadie sabe de sus miedos, incertidumbres o penas. Nadie sabe de situaciones personales o a cuántos de su familia tienen que estar ayudando moral o económicamente para sobrellevar mejor todo esto.

Y hay que entender, comprender o empatizar con todos, les conozcamos o no.

Y aclarado esto, tengo que dar infinitas gracias.

Porque ser agradecido va más allá de dar las gracias. Es un sentimiento profundo si se hace con honestidad y no por quedar bien o porque te hayan inculcado desde niño que “por todo” hay que dar las gracias. Aunque “ese todo” nos haga daño o no.

Y yo necesito dar las gracias públicamente a todos esos alumnos que con su interés por el yoga y sus clases, han contribuido este mes, a mitigar el parón  que hemos sufrido todos los autónomos.

Muchos no sabemos si seguiremos de aquí a tres meses; todo es incertidumbre. Lo que hoy te dicen que sí, mañana es que no. Así que no se pueden hacer planes. Pero todos los que tenemos un  negocio que tenga que ver con el deporte o el ocio, está claro que hasta después del verano no podremos hacer planes. Algunos hasta mucho después del verano. Y cuando digan que podemos hacerlo, no sabemos en qué condiciones se podrá hacer. Y mucho me temo que por el camino se habrán quedado muchos.

La idea partió de uno de vosotros. El “sacudió mi inercia” inicial. Y es que soy “muy Tauro”. Es decir, me cuesta arrancar, pero una vez que arranco…arranco.

Y eso me ilusionó y dio vida de nuevo.

Así que busqué la mejor forma de hacerles llegar a mi gente las clases de yoga que nos vimos obligados a interrumpir. No todos saben manejar youtube, o tienen ordenador o manejan bien las redes sociales, da igual… Así que me las ingenié para hacérselas llegar por otro método. Creerme si os digo que me llevó seis días hacerlas y casi otros tantos corregirlas.

Con vuestra colaboración me habéis ayudado a que las pérdidas  del centro de yoga hayan sido menores durante este mes. Vosotr@s os habéis hecho cargo de él y de su manutención sin que yo estuviera presente. Lo habéis cuidado como si fuera vuestro.

No esperaba que respondierais tantos. Me he sentido arropada y querida. He sentido que “ese esfuerzo”  que supone trabajar en dos o tres grupos o “si no puedes con ésta, haz aquella” me ha sido devuelto con creces.

Muchas, muchas gracias chic@s.

 

 

 

Yoga y respiración

 

 

 

 

 

Han pasado tres años desde mi última publicación en este blog.

Ha sido un tiempo en el que he seguido trabajando con el yoga, pero también con otras cosas que han necesitado mucho de mi tiempo.

Las clases han continuado, los alumnos nuevos han ido llegando con sus necesidades específicas, pero al igual que mis circunstancias han ido cambiado, la de los nuevos alumnos que han ido llegando también.

Ahora vienen con más conflictos, por llamarlo de alguna forma, que antes.  Uno ahora se acerca al yoga cuando la vida ya le ha dado un aviso importante…llámese ataque de ansiedad profundo, angina de pecho o incluso infarto. Y en muchos casos, incluso han tenido que pasar un tiempo ingresados en el hospital.

También han llegado aquellos con tanto dolor a nivel físico, que el miedo les ha bloqueado para permitir darse una oportunidad así mismos. En estos casos en concreto, hasta su mente estaba colapsada por el miedo.

En cualquiera de los casos y sea cual sea el motivo por el que uno se acerca al yoga, lo cierto es que lo que más me asombra a pesar de los años en esto, es que «no respiran». Es decir, sí que respiran evidentemente, pero a un nivel tan, tan superficial que se me hace difícil entender como pueden sobrevivir.

Y con eso es con lo primero que hay que trabajar cuando comenzamos a realizar yoga. Uno tiene que «reaprender a vivir» a nivel a respiratorio.

Pero si lo primero que hacemos como profesores con alguien que llega de nuevas y no sabe respirar adecuadamente, es sentarlo en la posición del loto y comenzar hacer respiraciones específicas de yoga, sea cual sea, va a terminar odiando al profesor, odiándose así mismos y odiando el yoga…porque se agobian.

La gran mayoría, por no decir todos, llegan a clase con respiración clavicular. Este tipo de respiración es la más superficial de todas, la que nos permite subsistir, la llamo. El resto del tronco está inerte. Ni se mueve.  En esta respiración hay un bloqueo del diafragma generalmente por causas emocionales, pero también cuando hay preocupación o cuando estamos intentando mantener nuestras ideas por encima de todo.

La respiración clavicular, tensa todo el cuerpo. No se mueven ni las fosas nasales. Entra tan poco oxígeno que nuestras células no reciben los nutrientes que necesitan.

Luego está la respiración costal.  Es la frecuentemente más utilizada, sobre todo cuando los músculos abdominales no tienen tono, están débiles. En este tipo de respiración y puesto que comprende la zona media del pecho, lo más lógico es que se movilizara la zona clavicular, pero hay casos en que la tensión en las mandíbulas y cuello es tan profunda, que se puede llegar a respirar con la zona media de los pulmones, sin casi llenar la zona alta. La tensión es muy, muy profunda. Pero es muy útil utilizarla cuando hay bloqueos físicos dorsales importantes.

Y por último la respiración abdominal. Para mí, la que es más importante poner a trabajar con los nuevos alumnos, porque sus beneficios son los que antes van a sentir si perseveran. Desde movilizar todos los órganos abdominales por el movimiento del diafragma, a oxigenar mejor la sangre, liberar ansiedad y «los nudos en el estómago» y es la más relajante.

Cada quién y según sus bloqueos o problemas, respira con una o como mucho con dos de ellas, pero si vamos integrando los tres tipos de respiración poco a poco en las posturas de yoga, llegaremos a la respiración completa.

La respiración completa, que se realiza en tres fases, aparte de una mayor oxigenación y relajación, nos irá dando autocontrol, porque aprendemos a dirigir todo el proceso de nuestra respiración. Primero de una forma consciente, y más tarde la integramos de tal forma que se hace durante toda nuestra vida. Nos dará más claridad y concentración en nuestro día a día.

Pero esto en clase se hace de forma en la que el alumno ni se da cuenta. Desde el primer momento se le enseña a que sienta qué zona de su cuerpo «respira» en la postura que se está realizando. Al principio ni la siente, cosa muy normal, porque esa zona ni se mueve.

Pero poco a poco, la va despertando. Ayuda a que sus músculos despierten, se suelten y liberen la articulación implicada…y de ahí que mejore el dolor articular.

Por eso es tan importante la respiración en yoga. Hay que hacerse consciente de ella. Sin respiración no hay yoga.

Pero vuelvo a insistir…Si agobiamos con ejercicios respiratorios a quién llega totalmente bloqueado, poca ayuda le podremos ofrecer, excepto a que abandones antes de obtener ningún beneficio.

Date un tiempo, permítete un mes para intentarlo…eso de «probar» una clase para ver como es, es una de tantas resistencias que te pones para permanecer en ese miedo y bloqueo con el que te has acostumbrado a convivir, y con el que se sigue alimentando la ansiedad y el dolor.

¿Y tú? ¿Qué tipo de respiración crees que utilizas más?

Prometo no tardar de nuevo tres años en volver.

María José Rodríguez Pujante. Profesora de yoga