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ALZHEIMER Y TAI-CHI

El alzheimer es una enfermedad grave degenerativa, que va afectando a las neuronas cerebrales produciendo su pérdida gradual, y aunque es más conocida como una enfermedad que afecta a los ancianos, cada vez son más las personas de mediana edad diagnosticadas con este mal. Suele ser de evolución lenta, que empieza con pequeños problemas de memoria y acaba con un daño cerebral grave. El curso de la enfermedad varía de una persona a otra, como media se podría decir que los pacientes viven unos 8-10 años tras el diagnóstico, aunque en algunas ocasiones los pacientes pueden sobrevivir hasta 20 años después del diagnóstico. Se desconocen los motivos de estas diferencias.

Históricamente el término Enfermedad de Alzheimer se aplicó a la demencia progresiva que se desarrollaba en la edad media de la vida, antes de la etapa senil. Por el contrario se denominaba demencia senil a la que aparecía en las etapas avanzadas de la vida. Con el tiempo se fue demostrando que ambos procesos eran el mismo, independientemente de la edad de aparición.

Hoy en día se sabe más sobre el alzheimer, pero todavía no se dispone de un tratamiento eficaz. Afecta a las partes del cerebro que controlan el pensamiento, el lenguaje y la memoria.

La enfermedad  pasa por diferentes etapas, con un progresivo empeoramiento de los síntomas, se podría dividir en tres fases:

En la parte inicial es cuando debería realizarse el diagnóstico para poder comenzar el tratamiento y retardar la evolución de la enfermedad. Los síntomas son leves, los pacientes pueden realizar las actividades básicas, aunque puedan olvidar alguna cosa. Hay olvido de memoria, pero suele atribuirse a la edad,  la diferencia entre los olvidos normales y los primeros estadios de la enfermedad de Alzheimer no siempre es muy evidente, pero en ésta última la memoria va empeorando progresivamente, y el declive general de la capacidad del enfermo y sus cambios de humor se van haciendo evidentes, al final de la etapa inicial, se hacen más llamativos y comienzan a influir en la vida diaria. Al ser conscientes de las dificultades a las que se tienen que ir enfrentando, algunos pacientes generan ansiedad, frustración o depresión.

En la parte intermedia el paciente ya es más dependiente de sus familiares o cuidadores,  bien para vestirse, peinarse, comer, etc. Aquí se muestra confuso, incapaz de trabajar, el lenguaje suele alterarse, se tienen problemas para comprender lo que se les dice y les cuesta poner nombre a los objetos, así como para relacionar palabras, o para hacer cálculos sencillos. En esta etapa suelen ser frecuentes las alucinaciones y los delirios, pueden acusar a su propia pareja de ser unos intrusos , ladrones o de serles infieles.

En la parte terminal, el paciente es dependiente para todo, precisa ayuda constante las veinticuatro horas del día para todas sus necesidades, incluso para moverse. la rigidez muscular que ha ido apareciendo anteriormente les conduce a torpeza en los movimientos.  Aquí pierde el contacto con todo lo externo, no pueden comunicarse ni responder, pueden volverse agresivos, o bien al contrario, pasivos. El sueño se altera, pueden estar toda la noche despiertos o inquietos y pasar todo el día durmiendo. No controlan los esfínteres y permanecen postrados en cama. Aumentan los riesgos de complicaciones por deshidratación, desnutrición, heridas producidas por llagas debido a la inmovilización o por infecciones

Estos serían muy resumidos, los estados por los que atraviesa un paciente de alzheimer, la evolución varía de un enfermo a otro, tanto en síntomas como en el tiempo de manifestación, el envejecimiento del cerebro no se produce igual en todos los enfermos. Se han estudiado los factores genéticos, ambientales y sociales que parecen influir en el desarrollo de la enfermedad,  pero como en la gran mayoría de este tipo de enfermedades no actúa por igual en todas las personas.

Últimamente se ha llegado a creer que un nivel alto de escolarización puede ser un factor protector. Se sabe que hay estímulos que aumentan el crecimiento de las neuronas y el peso del cerebro, por lo que mantener un nivel educativo durante toda la vida, es decir “hacer que el cerebro trabaje” contribuiría a reducir el riesgo de presentar demencia, y este mantener activas nuestras neuronas son algunas de las medidas no farmacológicas que pueden ayudar a los enfermos a retrasar los síntomas, ya que pueden ir atrasando el progresivo deterioro y superar las dificultades con las que se irá enfrentando.

Se sabe y se recomienda al enfermo que fomente sus aficiones, la actividad física, que incida en la lectura, la escritura y que realice pasatiempos para estimular la atención y concentración, y aquí es donde el tai-chi, puede servir de ayuda.

Según la filosofía del taichi, enfermamos porque hemos perdido la armonía y el equilibrio con la naturaleza y el universo, llevándonos a estados de ansiedad permanente que desembocan en todo tipo de enfermedades. El taichi nos ayuda a reencontrar esa armonía, recuperando la totalidad del ser en una condición de equilibrio dinámico, tanto física como psicológicamente.Taichidesarrolla la armonía gestual y agilidad corporal, aligera el paso y da una vitalidad que irradia del cuerpo y el espíritu.  Proporciona seguridad y autoestima, regula la circulación sanguínea, fortalece músculos, articulaciones y desarrolla los reflejos.   La FORMA, sucesión de lentos movimientos, circulares y encadenados de forma continua y flexible es la base del Taichi,  y en ella,se sintetizan las enseñanzas que se van adquiriendo. En su ejecución se implica todo el cuerpo (tendones, ligamentos, huesos y órganos)

Son muchos  los estudios científicos que se han hecho hoy en día sobre los efectos beneficiosos de una práctica regular y prolongada del taichi en enfermedades cardíacas, úlceras gástricas, tensión alta, reuma, artritis, etc. Estas investigaciones, y aquí es donde se beneficiarían los enfermos de alzheimer, han descubierto que su práctica resulta beneficiosa para el sistema nervioso, ya que el elevado grado de atención mental que exige su práctica, fortalece el sistema nervioso central, estimulando la corteza cerebral. Al ser secuencias, formas, de movimiento que se repiten una y otra vez, variando su orden, ayudan a mantener activa la parte del cerebro que se encarga de la memoria. Estos ejercicios también ayudan a trabajar la coordinación, el equilibrio y la concentración, dando seguridad a la hora de caminar o de realizar cualquier otra actividad.

Al ser una disciplina interna, pone énfasis en la relajación, la suavidad y la paz interior, produciendo una sensación de bienestar que nos ayuda a estar más centrados en nuestras actividades diurnas y mejorar nuestro descanso. Se le ha llamado “la poesía en movimiento”, por la suavidad, ligereza, lentitud y flexibilidad con la que se realizan sus movimientos.

Cualquier persona puede beneficiarse de la práctica del taichi, pero en especial aquellos que bien por una enfermedad o por la edad, se ven limitados en cualquiera de sus facultades, pero no olvidemos que el taichi no es un deporte por lo que no debemos tomarlo como tal, si no una disciplina que nos enseñará a ser respetuosos, primero con nosotros mismos y nuestras necesidades y por reflejo con los demás, por lo que si queremos sentir sus resultados  el “ahora lo dejo, ahora lo retomo”,  no nos ayudará mucho, es una práctica que ha de realizarse con asiduidad, seriedad y respeto.

 

María josé Rodríguez pujante.Profesora de yoga e instructora de taichi